En medio del temor y las sospechas, con espíritu agitado y ojos de
pavor, nos consumimos y planeamos cómo hacer para evitar el seguro
peligro que así terriblemente nos amenaza.
Y sin embargo estamos equivocados, ése no está en nuestro camino:
falsos eran los mensajes (o no los escuchamos, o no los entendimos
bien).
Otra catástrofe, que no la imaginábamos, repentina, violenta cae
sobre nosotros y no preparados -de dónde tiempo ya- nos arrebata.
No vivimos mucho tiempo, y cuando empezamos a saber algo, o a conocer el modo de descubrirlo, ya nos movemos a toda velocidad, como si esquiáramos, por una pronunciada pendiente nevada, adelantando a unos en el descenso, y cruzándonos con otros que ascienden, y realmente hay poco tiempo para conocerse y charlar. Lo más que podemos hacer es gritar alguna cosa al pasar...
lunes, 29 de noviembre de 2010
Terminado
-Constnatino Kavafis-
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