Cuando vaciles bajo el peso del dolor,
y estén ya secas las fuentes de tu llanto,
piensa en el césped que brilla tras la lluvia; cuando el resplandor
del día te exaspere,
y llegues a desear que una noche sin aurora se abata sobre el mundo,
piensa en el despertar de un niño.
...
No vivimos mucho tiempo, y cuando empezamos a saber algo, o a conocer el modo de descubrirlo, ya nos movemos a toda velocidad, como si esquiáramos, por una pronunciada pendiente nevada, adelantando a unos en el descenso, y cruzándonos con otros que ascienden, y realmente hay poco tiempo para conocerse y charlar. Lo más que podemos hacer es gritar alguna cosa al pasar...
domingo, 28 de noviembre de 2010
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