Ese vapor sutil que envuelve las rosas, ¿es una voluta de perfume o
el débil amparo que les dejó la bruma?
Tu cabellera, caída sobre tu rostro, ¿es la noche que tus miradas van
a disipar?
¡Despierta, amada mía, el sol dora nuestras copas!
¡Bebamos!
No vivimos mucho tiempo, y cuando empezamos a saber algo, o a conocer el modo de descubrirlo, ya nos movemos a toda velocidad, como si esquiáramos, por una pronunciada pendiente nevada, adelantando a unos en el descenso, y cruzándonos con otros que ascienden, y realmente hay poco tiempo para conocerse y charlar. Lo más que podemos hacer es gritar alguna cosa al pasar...
domingo, 28 de noviembre de 2010
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