domingo, 29 de diciembre de 2013

Poema a Stalin

Vivimos sin sentir el país bajo nuestros pies, nuestras voces a diez pasos no se oyen.
Y cuando osamos hablar a medias,
al montañés del Kremlin siempre evocamos.
Sus gordos dedos son sebosos gusanos y sus seguras palabras, pesadas pesas.
De su mostacho se burlan las cucarachas, y relucen las cañas de sus botas.
Una taifa de pescozudos jefes le rodea, con los hombrecillos juega a los favores: uno silba, otro maúlla, un tercero gime. y sólo él parlotea y a todos, a golpes, un decreto tras otro, como herraduras, clava: en la ingle, en la frente, en la ceja, en el ojo.
Y cada ejecución es una dicha para el recio pecho del oseta.

Osip Mandelstam

domingo, 1 de diciembre de 2013

Esto es lo que viene: Neo-comunismo por etapas


Compartimos con ustedes un interesante trabajo investigativo de la politóloga uruguaya Viviana Padelin, miembro de la Fraternidad Libertaria Latinoamericana realizado para desenmascarar los planes del Foro de Sao Paulo y sus avances al respecto de destruir la democracia e implantar regímenes neocomunistas en América. Este  magistral trabajo de información es un alerta y un invalorable aporte para que conozcamos la perversidad del enemigo al que nos enfrentamos, sus tácticas y como vencerlo.

Viviana Padelin ordena su investigación por etapas:

Primera Etapa. ETAPA DE IMPLANTACIÓN. GOBIERNO POPULISTA. Esta etapa puede ocupar una o hasta tres presidencias del mismo gobernante o mismo partido o coalición de izquierda. Dependerá de la aceptación popular la implementación de cada uno de estos puntos pudiendo en consecuencia omitir algunos de ellos o bien, acelerar el proceso en su segunda etapa.

Asistencialismo: aumento de asignaciones familiares por hijo, embarazadas, planes de emergencia, subsidios, etc. Objetivo: siembra de votos para la próxima elección.

Aumento de cantidad de cargos públicos: Por cada nuevo empleo público se estiman 4 votos del grupo familiar.  Los capitales privados comienzan a abandonar sus inversiones: sus  empleados son absorbidos por el sistema público. Objetivo: siembra de votos.

Aumento de salarios y jubilaciones (incluye jubilaciones sin aportes previos): Inicialmente cuenta con el obvio beneplácito de la clase trabajadora y sindicatos. Más adelante, comienza la espiral inflacionaria que licuará todos los aumentos. Se dispara hacia arriba el aumento del costo de vida.

Objetivo: fidelización de votantes y siembra de nuevos votos.

Medios de comunicación: A través de la publicidad oficial se asegura que sólo tengan voz aquellos periodistas, actores, conductores y artistas oficialistas. Comienza la autocensura. Se impide el conocimiento de la realidad.

Fuerzas armadas y de seguridad: Persecución de quienes los han combatido en la guerra contra la subversión 60/70 (Chile, Argentina, Uruguay, Bolivia). Persecución mediática y judicial.

Cultura: Campañas mediáticas e instalación de matrices de opinión contrarias a personalidades opositoras de la cultura local.

Corrupción: Se dan a conocimiento público hechos de corrupción de funcionarios de tercera o cuarta línea. Esto tiene un doble objetivo: impacto social de que el gobierno no admite la corrupción y al mismo tiempo, “alinear” tras de sí a toda la administración pública, que, temerosa de persecución judicial y complots armados en su contra (sumarios, juicios), actúan fielmente al gobierno. Esto, sumado a los funcionarios de confianza o políticos, incapaces de encontrar otro trabajo semejante, logran que los hechos de corrupción sean reducidos a una “mesa chica” del gobierno, pero ampliada en cuanto a montos se refiere.

Discriminación y Derechos Humanos: El gobierno encuentra un nicho de votantes en las minorías marginadas (indígenas, homosexuales, transexuales, etc) y legisla para ellas. Objetivo: creación de grupos ideológicos para defensa del modelo y fidelización de votantes. Se promueve con la especulación de acusaciones falsas de discriminación en conflictos personales, laborales, etc.

Revisión de pasado reciente: Evocación permanente de pasadas dictaduras militares o gobiernos democráticos. Objetivo: recrear la imagen de un enemigo inexistente en la actualidad pero temido. Instalarse como la única opción posible de gobierno.

Desvalorización de símbolos patrios: Modificaciones en banderas, escudos, himnos.

Aumento exponencial de la delincuencia común: La delincuencia es una herramienta esencial para la implantación del neocomunismo. Los hechos de violencia atemorizan, neutralizan, atomizan, aíslan y recluyen los posibles actos de protesta de trabajadores de clase media. Los delincuentes ganan las calles. Incluye programas de desarme de la población civil. Al mismo tiempo, la misma delincuencia será en el futuro mano de obra barata del narcotráfico.

Fuerzas de seguridad: Desmantelamiento progresivo. Campañas de desprestigio por supuestos hechos de corrupción. Falta de equipamiento y autoridad para ejercer la tarea en pos de garantizar los derechos humanos de los delincuentes.

Impunidad en los hechos delictivos: Jueces de Garantías afianzan la impunidad. Utilización para delinquir de menores de edad inimputables.

Oposición: comienza a fragmentarse y a alinearse tras al bando oficialista. No hay referentes.

Iglesia: comienzan los choques con autoridades de la Iglesia Católica.

Ocupaciones de fábricas no operativas y de tierras fiscales o privadas. Como antesala de las expropiaciones, los capitales extranjeros comienzan a retirarse del país. Se paraliza totalmente la inversión.Persecuciones mediáticas a empresarios nacionales. Estatización de empresas privatizadas. La clase media es incapaz de organizarse en oposición.

Aumento de ONG`s de izquierda. Creación de redes trasnacionales para el asedio a opositores.

Creación de grupos de choque. Utilizados como sostén de violencia sin armas aún, promotores del modelo en actos políticos oficialistas y para neutralizar actos públicos de oposición. Vinculados a determinada dirigencia de sectores deportivos y narcotráfico.

Educación: Creación de nuevas Universidades. Becas indiscriminadas. Clientelismo y semilleros de grupos de izquierda que sostendrán ideológicamente al régimen. A esta altura el nivel educativo es muy bajo en todos los niveles de enseñanza.

Aumento de impuestos a las ganancias o riqueza. Estos impuestos alcanzan a trabajadores con salarios medios y medios-bajos cuyo fin confiscatorio se aplica a la “redistribución de la riqueza” pero sirven para mantener y financiar al sistema.

Aumento del consumo de drogas y narcotráfico. Nuevas pistas clandestinas. Aumento de accidentes de avionetas por sobrecarga. Nacimiento de una nueva clase social opulenta, en su mayoría jóvenes menores a 40 años.

Censo habitacional. Su objetivo es conocer cantidad de viviendas desocupadas y propietarios con más de una vivienda. Los datos son registrados para la tercera fase.

Fragmentación de central sindical: Aquellos dirigentes no alineados con el incipiente régimen se retiran para formar centrales sindicales disidentes, sin menor éxito.

Quiebre del sistema de salud: Las prestadoras privadas de salud no logran brindar servicios de calidad en un escenario de creciente inflación y alto costo de salarios y riesgos laborales. Son casi obligadas a vender sus empresas a precio vil o bien serán estatizadas. Los hospitales estatales tendrán como público sectores bajos, medio bajo, medio y medio alto con el consiguiente colapso del sistema.

Segunda Etapa. ETAPA DE IMPLANTACIÓN. CONSOLIDACIÓN

Quiebre de la clase media. Tal como fue el objetivo con las FFAA y FFSS en la primera etapa, ahora lo es con la clase media. Desesperanza, desamparo, subversión del orden establecido. El objetivo es destruirla; mejor aún, igualarla hacia abajo; más abajo aún que la clase baja. Estigmatizarla, hacerla culpable de la pobreza de otros, de las dictaduras militares, de la discriminación, del maltrato que sufrían los delincuentes, etc. Una clase media atomizada, culposa, temerosa, inexperiente y cómoda no podrá hacer frente a estos regímenes.

Reforma Constitucional (para entronizarse en el poder). Puede o no ser necesario, dependerá de las posibilidades de otros candidatos “opositores” que para entonces o bien se habrán alineado al régimen o habrán salido de la escena política

Aprobación de matrimonio homosexual

Aprobación del aborto

Ley de medios o ley mordaza. Ley de censura

Persecución plena de opositores: Guerra mediática y judicial total.

Judicialización de todos los conflictos: Judicialización de la política. El Poder Judicial colapsa, convirtiéndose en una escribanía del gobierno.

La delincuencia gobierna las calles, la impunidad es total.

Deterioro económico: Comienza aceleradamente la espiral inflacionaria.

Legalización de marihuana: Legalización, tenencia y plantación para consumo personal

Destrucción total moral y física de las Fuerzas Armadas y de seguridad

Oposición fragmentada puede ganar elecciones legislativas, pero son incapaces de generar una eficaz gestión y menos aún crecer en número de adherentes)

Se generan “nuevos enemigos” de izquierda. Grupos de choque, ahora armados, comienzan a actuar: Política, ideológica y operativamente responden al gobierno de turno; pero mediáticamente son “grupos de ultraizquierda opuestos al oficialismo”. En el futuro, formarán las milicias armadas.

División de municipios, provincias o departamentos: Promueve el armado electoral, creación de cargos públicos y mayor control de grupos opositores a nivel local.

Persecución de minorías católicas (ley de cultos). La sanción de esta Ley permite la persecución de grupos católicos, evangélicos y cristianos de escuelas espirituales de orden abierto

Creación de milicias armadas: Los anteriores grupos de choque; sólo presentes en actos de gobierno o infiltrados en grupos opositores; ahora recibirán instrucción militar en reemplazo de las FFAA ya destruidas en la 2da. Etapa

Tercera Etapa. ETAPA. FASE INICIAL DEL NEOCOMUNISMO

ExpropiacionesPresos y crímenes políticosAtaque a la iglesia católicaRégimen electoral a la medida del partido de gobierno.Elecciones espuriasEspiral inflacionaria

Esta enumeración cronológica permite identificar en qué etapa estamos. Dependerá de aquellos dispuestos a defender ya no los “derechos humanos”, sino los VALORES HUMANOS, evitar el proceso destructivo de la sociedad y del país.

Fuentes: http://vivavenezuelalibre.blogspot.com/2013/11/imperdibleesto-es-lo-que-viene-neo.html

Armenia: el destino es lo de menos

No es que el extranjero se pierda con frecuencia: a menudo los armenios tampoco saben a dónde irán a parar, pero su optimismo circulatorio les lanza a la aventura. Yo, que en el fondo soy muy armenia, disfruto de estas situaciones

 

“Y si te llevo por un camino equivocado, es porque tú

así me lo has pedido desde el principio”

Armenia, Henrik Nordbrandt

Las primeras gotas de un ensayo de diluvio humedecen una pequeña aldea armenia. Caminamos con la convicción de llegar a Ambert, una fortaleza levantada en el siglo séptimo. Da igual: caminamos. Suele ocurrir que en Armenia importa menos el destino que el trayecto y la distancia, por corta que sea en un país que los mapas prometen pequeño, siempre deviene eterna. Aquí las indicaciones son contingentes. No es que el extranjero se pierda con frecuencia: a menudo los armenios tampoco saben a dónde irán a parar, pero su optimismo circulatorio les lanza a la aventura. Tampoco es una percepción precipitada. Desde que vivo aquí hay un momento común a todos mis viajes dentro del país que sucede, como mínimo, una vez.

El conductor realiza extrañas paradas. Duran poco. Nadie dice nada. A veces se hacen con la finalidad o la excusa de comprar vino casero si estás en el sur o frutas del bosque si estás en norte. A veces se hacen para nada. Seguimos. El conductor avista una o varias personas. Para de nuevo. Pregunta. Si la suerte deja que los primeros interrogados conozcan el itinerario, el conductor busca un lugar en el que cambia de sentido y deshace camino. Los europeos procedentes de la Europa occidental, que a menudo tienen prisa hasta cuando están de vacaciones, suelen reaccionar con enfados, a veces monumentales, tan absurdos que alguno ha preferido abandonar el vehículo alguna vez. Yo, que en el fondo soy muy armenia, disfruto de estas situaciones y valoro más el lugar anhelado durante tantas horas. Las veces que llego, claro.

Henrik Norbrandt dedicó un poemario a Armenia. Sus versos eran un una declaración de amor a un país olvidado por Occidente y por la Historia. El poeta levantó tres muros:
“Uno para que te encuentres con tu sombra/ y otro para que te muestre el camino: el tercero no lo descubrirás/ hasta que llegues”. Y en ese mismo poema hablaba de los caminos equivocados en los que poco importa perderse y que hasta se eligen.

*     *     *

En la aldea, unos niños que juegan en un parque nos indican el camino a seguir mientras una ternera, a la que empiezan a asomarle los cuernos, me mira fijamente a los ojos, cruza la carretera y se sitúa al inicio de un camino vuelta hacia nosotros. Y lo cierto es que los chavales nos han indicado la misma dirección en la que el animal comienza a caminar cuando cruzamos la carretera.

—La pequeña vaca será nuestra guía. ¡Seguidla! –digo, con una chaqueta vaquera sobre la cabeza.

Uno de los niños nos acompaña hasta una tienda. La ternera se queda a mitad de camino. Al llegar, unos salen a nuestro encuentro; otros observan tras el cristal. Un hombre de pelo blanco, camisa clara y un cigarrillo que parece que no se va a consumir nunca nos dice que deshagamos camino, que no debimos abandonar el que llevábamos. “Tres kilómetros”, dice. Cuando te pierdes en Armenia y preguntas a una persona dónde está el lugar que buscas, en unos segundos has creado una asamblea popular y, cuando te marchas, si te giras, puedes ver cómo todavía discuten para averiguar cuál ha dado la indicación adecuada. No importa cuánto te hayas alejado de ellos ni lo poco que entiendas del idioma armenio: sabes lo que discuten por sus gestos e intuyes la intensidad del parlamento en base al número de cigarrillos que se agitan sobre sus cabezas. Con las mujeres es difícil, porque ellas no fuman en la calle. Fumar al aire libre no es cosa de mujeres decentes en estas latitudes.

Llueve, pero todavía podemos seguir mojándonos durante tres kilómetros. O eso creemos. Empiezo a contar los pasos para no pensar en la lluvia y para olvidar que las distancias a pie siempre resultan más largas de lo que te prometen. Mientras volvemos al camino que habíamos abandonado vemos que la ternera sigue donde se quedó. Nos mira con esa expresión tan bovina: indiferente pero fija. Si las vacas hablasen, ésta diría ahora “ya os lo dije yo, humanos”.
 

Un matrimonio que se dedica a esperar por turnos

 

La velocidad de nuestros pasos parece marcar la intensidad de la lluvia. Cascadas cabreadas bajo el puente que pisamos enfatizan la sensación olvidada de que nos estamos empapando y hemos de parar. ¿Dónde? Encontramos uno de esos camiones Lada convertidos en casa, tan comunes en Armenia, y aparece un hombre risueño con los sacrosantos dientes de oro, y otros tantos de menos, que nos ofrece refugio.

Una pequeña estufa con forma de silla infantil en la que hierve el café. Dos camas viejas. Un pantalón negro extendido sobre una de ellas. Baldosas apiladas en un rincón. Paredes uniformes: a veces verde, a veces granate, a veces pedazos de papel con estampados antiguos que parecen arrancados a jirones durante un ataque de cólera. Una cortina de flores descoloridas  parcialmente recogida. Una radio antigua estampada de mariposas. Una televisión que emite tonos ochenteros. Ventanas que no dejan ver nada; por las que se intuye un verde y una lluvia que no acaban. No importa la presencia, importa la función. Nada sobra y nada falta. Cuatro metros por dos. Suficiente.

Él

Hushik nos ofrece un café y con sus manos regordetas corta enormes pedazos de queso casero. Dice que no vive aquí, que sólo es su lugar de trabajo y que su casa está en Yereván. Semana sí, semana no, trabaja de manera ininterrumpida. Su trabajo es sencillo: sólo tiene que levantar una barrera para franquear el paso a los coches que quieren llegar a Ambert, principalmente turistas y, como él mismo dice, son más bien pocos. Pero ha de estar alerta día y noche. Su trabajo, en realidad, consiste en esperar.

Nombre: Hushik.

Residencia: la Nada.

Ocupación: esperador.  

Jornada laboral: tantas horas como tarda la tierra en girar sobre sí misma siete veces seguidas.

—¿Tiene hijos?

—Tengo tres nietos. Viven en Yereván –dice mostrando tres dedos con orgullo de abuelo. Su expresión me devuelve la forma de entender la vida de Pavel, un invidente molokan que nos acogió en Fioletovo, una de las últimas aldeas de molokans en Armenia. Decía Pavel: “la vida sólo cobra sentido cuando te conviertes en abuelo y bisabuelo”.

En Armenia casi todo es posible, pero tener nietos sin haber tenido hijos antes es algo que todavía no ha ocurrido. Creo. Al final Hushik dice que tiene dos hijos, hombres, porque insisto en que algo no cuadra. Todo ello sin abandonar una sonrisa que le achina sus ojos pequeños y deja al descubierto el oro que le remata las encías.

Ella

Cuando la jornada de una semana sin descanso termina es el turno de su mujer, que esta semana está en Yereván y que el próximo lunes sustituirá a su marido.

—¿Ella sola? ¿Aquí? –pregunto. Y a nadie más extraña.

—¿Y por qué no?

Armenia es un lugar seguro y una abuela caucásica viviendo sola en la montaña, custodiando una valla día y noche, no corre ningún tipo de peligro.

Abandonamos la idea de llegar a Ambert cuando la lluvia aprieta y Hushik nos dice que no faltan tres kilómetros, sino muchos más. La carretera se ha convertido en un torrente que salvamos corriendo en zigzag mientras Hushik permanece en la puerta de su camión-casa-oficina sin dejar de agitar la mano, dando una imagen de triste despedida. Encontrar a Hushik ha sido más interesante de lo que nunca será una fortaleza medieval.

*     *     *

 

Mientras decidimos si llamamos a un taxi o esperamos al próximo autobús, nos refugiamos en una pequeña tienda forrada de carteles publicitarios desgastados por el sol en la que un niño de ojos azules y mallas de niña me reta constantemente a jugar a los pájaros tímidos mientras su hermano permanece a su lado, con una serenidad impropia de un niño de unos cuatro años, como si no existiese. Digo cucú porque todavía no sé que aquí se dice chik. Él me entiende y desaparece. Su madre, tan despeinada como triste, hace de escudo y se esfuerza por sonreír cada vez que miro al niño. Es una sonrisa que no ríe. Es como dar las gracias cuando ya no quieres hablar. En la tienda sólo hay galletas de varios tipos, dulces y saladas; café, dos cajas de caramelos casi vacías, unos veinte huevos, leche embotellada o más bien un líquido semitransparente con un poso blanco por el que ya nadie pagaría y un precio escrito: 100 drams. Y tabaco, mucho tabaco. Una tele vieja retransmite un programa distorsionado en blanco y negro. Habla una señora con unas ojeras que buscan el suelo.

 

Esperamos un taxi.

—Pero somos seis, ¿creéis que el taxista nos aceptará?

—Estamos en Armenia –dice una oriunda.

Llegamos a Yereván en un Mercedes de ventanas negras, algo habitual que me pone un poco nerviosa cuando soy peatón, porque nunca veo la cara de quien está a punto de atropellarme, pero que viene muy bien para disimular este tipo de situaciones en las que una persona acaba tumbada sobre cuatro para completar el tetris humano y que, por otro lado, poco creo que importen a la policía si te pilla con 3.000 drams a mano.

—Y aquí está [el lago] Sevan –dice el taxista, señalando la carretera y relajado en pleno atasco, mientras Yereván se convierte en una piscina de agua embarrada que imita al mar en un país sin playas.

*     *     *

 

Creí que al llegar a casa el día ya no tendría nada más que ofrecer. Pero unos nudillos golpean la puerta con insistencia. Al otro lado, un hombre con boina gris, gabardina a juego y bastón, me recibe con lo que bien podría ser un recital poético particular, una maldición o una predicción apocalíptica que vendría a recordar que “estamos en los últimos días”, como aseguraba la pareja de testigos de Jehová que me visitó hace un par de días. Sea lo que sea, lo dice con efusión y acompañado de un tic en el ojo izquierdo mientras afuera el cielo se hace pedazos. Cuando trato de intervenir, me corta en seco, clava el bastón en el suelo, da media vuelta con mucha ceremonia aireando la parte trasera de su gabardina como lo haría una folclórica con bata de cola y, mostrando un cogote de polluelo, se dirige a la siguiente puerta.

Está todo dicho. Sea lo que sea. Ahora la testigo de Jehová a la que nadie escucha soy yo y estoy al otro lado de la puerta. No me deja opción. No le importa lo que piense de su recital o lo que sea su performance. Pero no se ha desnudado. Que es lo que más temo cuando abro la puerta y me recibe alguien con una gabardina.

 

Virginia Mendoza Benavente es periodista y antropóloga.
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