miércoles, 28 de agosto de 2019

La mala suerte del tercer cigarrillo encendido con la misma cerilla

La lucha de trincheras durante la Primera Guerra Mundial nos ha dejado curiosas historias sobre la dura vida y constante prueba de resistencia humana que tuvieron que soportar aquellos soldados. Pero las trincheras también fueron el escenario ideal para que durante las largas y aburridas noches de vigilancia surgieran todo tipo de supersticiones, como la de no encender tres cigarros con la misma cerilla, porque traía mala suerte.

La explicación era simple: cuando los soldados fumaban por la noche, la intensa llama inicial de la cerilla delataba su posición fácilmente. El tirador enemigo, al otro lado de la trinchera, se percataba y cargaba el fusil. Al encender con la misma cerilla el segundo pitillo, el enemigo apuntaba, y cuando le llegaba el turno al tercero... un certero disparo muy posiblemente le volaría la tapa de los sesos. Claro, así nadie quería ser el portador del tercer cigarrillo; la mala suerte se cebaría con él. Todavía hoy, muchos recuerdan haber oído esta historia mientras hacían las guardias nocturnas de la "mili".

Otras fuentes apuntan que su origen no proviene de la Primera Guerra Mundial, sino que fue inventada una década después por un magnate sueco de la industria del fósforo, en un intento por lograr que la gente usara más cerillas (así los supersticiosos encenderían, como mucho, sólo dos cigarros con la misma cerilla).

En películas como Una tarde en el circo (1939) de los hermanos Marx, y en novelas como Perry Mason, el caso del perro aullador (1934), de Erle Stanley Gardner, entre otros muchos ejemplos, se hace referencia a esta superstición.

Javier Sanz


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