—Cómo es, ándele, no se lleve la plaquita, para qué le sirve [...] a leguas se le nota lo buena gente. ¿Le han dicho que se parece a Pedro Infante? [El agente, con el ego inflamado le] dejó la placa. Laura, tras hurgar en su bolsa, le dio cincuenta pesos [...y] el agente se fue, feliz, tarareando Amorcito Corazón [...y por supuesto] reímos como locos [II: 53-54].
José Agustín
f: "el libro de los sarcasmos"
No vivimos mucho tiempo, y cuando empezamos a saber algo, o a conocer el modo de descubrirlo, ya nos movemos a toda velocidad, como si esquiáramos, por una pronunciada pendiente nevada, adelantando a unos en el descenso, y cruzándonos con otros que ascienden, y realmente hay poco tiempo para conocerse y charlar. Lo más que podemos hacer es gritar alguna cosa al pasar...
lunes, 3 de febrero de 2014
Laura a un agente de tránsito:
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario