Cada lunes y cada martes se armaba el barullo general porque el Lupillo expulsaba unas cacas descomunales que a menudo inutilizaban el retrete del dos [...] No era raro que tal estado de cosas se prolongara durante días debido a que nadie se animaba a utilizar la palita de juguete donada por la Inenarrable para trocear tamaños serotes. [...] ¿Cómo es posible que un querubincito tan tierno arroje un ejemplar de ese calibre? [VII: 175].
José Agustín
f: "el libro de los sarcasmos"
No vivimos mucho tiempo, y cuando empezamos a saber algo, o a conocer el modo de descubrirlo, ya nos movemos a toda velocidad, como si esquiáramos, por una pronunciada pendiente nevada, adelantando a unos en el descenso, y cruzándonos con otros que ascienden, y realmente hay poco tiempo para conocerse y charlar. Lo más que podemos hacer es gritar alguna cosa al pasar...
lunes, 3 de febrero de 2014
Cada lunes y cada martes
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