Por Rhonny Zamora, periodista
"¿Dónde está el futuro? que yo no lo veo (…) hambre, destrucción y crisis nacional", cantaba Horacio a finales de los 80 con Desorden Público. Más de treinta años después la profética letra tiene una triste vigencia inusitada. El futuro parece negro como el petróleo cuyo precio en el mercado norteamericano descendió al subsuelo, de donde viene por primera vez en su historia. Si tienes petróleo debes pagar para que alguien te lo reciba porque hay mucha producción, poca demanda y no hay dónde almacenarlo más. No ruedan los carros, no vuelan los aviones, entonces no hay consumo. Al menos eso dice el mercado para mayo, en junio la cosa ¿mejora?...22$. Por ello, la Agencia Internacional de Energía pronosticó que el 2020 será el peor año de la industria petrolera en su historia. En Europa aguantan más la pela y un barril por allá ronda los 25$, pero habrá que esperar cuánto petróleo más pueden almacenar, mientras que una simple e invisible cadena de proteínas sigue transformando nuestras vidas a paso arrollador.
La Revolución Bolivariana, siempre visionaria y adelantada a su época, ya le daba a Cuba petróleo a cero. Si sumamos todos los regalos que le hemos dado, superamos la cifra de 40 millardos de dólares. Aquel plan de Hugo Chávez del Fondo de Estabilización Macroeconómica para atender una crisis como ésta no era malo, salvo que nadie controló a quienes lo manejaban: le sacaron brillo a la olla. Hoy, cuando más lo necesitamos, no hay un centavo, pero siempre hay esperanzas. Que la crisis sirva para transformarnos de una buena vez. Horacio, el futuro no está en el petróleo, está en otro lado.
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