miércoles, 22 de abril de 2020

El arbol

Sale el sol. Inicia el día. Se levanta una vez más. Se pone su uniforme de árbol. Botas de roble. Chaleco de pino. Se va a trabajar. 
El árbol yace parado. Observa todo con calma. Es un día más en su rutinaria vida. Baja la mirada. Alza la vista. Mira a un lado. Mira al otro. Suspira. Respira. Observa el cielo. Ve las nubes danzantes. Oye los ruidos de los suburbios. La corneta de los carros. Los gritos y chismes de la gente. Todo sin problemas en la vida del árbol.  

Parece que le quieren. Le han colocado un techo. Es un toldo. Casualmente comienza a llover. Ahora el árbol no se mojará. Acaba la lluvia. Llega la tarde. Aparecen más amigos árboles. Se ven desde lejos. Otros están más cerca. Se deleitan por el paisaje. Cuentan chistes de árboles. Presumen de su munición frutal. Algunos son de peras. Otros de manzanas. Mangos. Son variados. 

A veces se preguntan qué estarán haciendo sus otros amigos árboles. Tienen tiempo sin verles. No han coincidido. Están ocupados haciendo nada. Llega uno de sus superiores. Es un árbol de más edad. Tiene condecoraciones de muchos tipos. Banana. Durazno. Naranjas. Mandarinas. Y muchas otras que desconocen. Los demás árboles tienen sus ramas extendidas. Le saludan rectos. Erguidos. Es la especialidad de los árboles. El superior devuelve el gesto. Se retira. 

Observan a la gente que transita. Los árboles se ríen y comentan sobre cuál de las chicas es su favorita. Cae la noche. Se oye un grito. Es la voz de una mujer. Está adolorida. Pide ayuda. Socorro. Auxilio. Los árboles la escuchan. Por desgracia no pueden hacer nada. Son árboles. Solo saben estar parados. De adorno. El cuerpo de la mujer cae en el piso. Muere despacio. 

Llega la mañana. Todo sin novedad. Simplemente continúan observando sin hacer nada. 
No se les puede pedir milagros, después de todo son árboles…
"Caracas: Selva de Concreto"
José Isabel

No hay comentarios:

Publicar un comentario