Como cuenta Jonathan Margolis en Fragmentos de historia íntima del orgasmo, la última reina de Egipto, que ha pasado a la historia por muchas cualidades, también lo ha hecho por su apetito sexual y, en concreto, por sus golosos labios. Promiscua y caprichosa, su "fuego" no sólo atrapó a César y Marco Antonio, y de ella se dice que fue capaz de practicar felaciones a miles de hombres, incluyendo a cien romanos en una sola noche.
Estos hechos, probados o no, pero que ya pertenecen a su leyenda de seductora, llevaron a los griegos a llamarla Merichane la Boquiabierta, o la Boca de Diez Mil Hombres, y Cheilon la de los Labios Gruesos. Los egipcios crearon un código al respecto: las mujeres se pintaban los labios de una manera especial para indicar que les gustaba hacerlo.
Roser Amllis
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